¿Puede hoy en día un alimento ser totalmente natural? Aunque cada vez son más los productos que destacan su naturalidad y todo aquello que no tienen para atraer a consumidores cada vez más preocupados por lo que comen, lo cierto es que si miramos la información nutricional de la etiqueta, vemos una gran cantidad de compuestos de nombres imposibles, pero que distan mucho de ser “naturales”.
Con el objetivo de poder entender qué se está consumiendo, empezó el movimiento de “etiquetas blancas”, del que hoy os hablamos en profundidad.
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La importancia de las etiquetas blancas en alimentación
Un estudio sobre alimentación demostró que para el 80% de los consumidores, es muy importante conocer los ingredientes de los productos que consumían. Sin embargo, eran muy pocos los que realmente lo sabían, debido a la gran cantidad de aditivos y conservantes que llevan los productos que actualmente se pueden encontrar en el supermecado. Esto tenía una consecuencia directa: los alimentos que en su packaging destacaban que eran naturales o bio, aumentaban sus ventas aunque esto terminase por ser más una acción de marketing que algo real.
Por eso, nació la idea de crear etiquetas blancas en las que el consumidor, por primera vez, pudiese entender fácilmente que estaba comprando y consumiendo. Además de esta claridad en la exposición de los ingredientes, las etiquetas blancas son aquellas que van a denominar a los productos que sí son naturales y lo son, porque en su composición no tienen ningún ingrediente artificial.
¿Cómo es la composición de una etiqueta blanca?
Las etiquetas blancas han sido desarrolladas con el objetivo de que el cliente pueda confiar en el producto, porque tiene toda la información que necesita en ella. Estos son los datos que aparecen en una etiqueta blanca:
- Empresa fabricante/comerciante, razón social y denominación del producto: con el objetivo de que el cliente conozca todos los datos sobre las empresas que le están proporcionando ese producto y pudiese buscar referencias en caso de necesitarlo.
- Valor nutricional del producto: en una etiqueta blanca no solo aparecen las calorías, sino toda la información relativa a los nutrientes que se encuentran en el producto.
- Ingredientes: deberán aparecer indicados todos y cada uno de los ingredientes del producto, sin que estos puedan tener un origen artificial.
- Alérgenos: debido a que las etiquetas blancas pretenden ser un instrumento útil para el consumidor, también deben destacar los alérgenos del producto para que puedan conocerlos los consumidores alérgicos.
- Fecha de producción y fecha de caducidad: pues los consumidores no solo buscan naturalidad, sino también frescura en lo que comen.
- Forma de conservación: para evitar problemas por posibles fallos a la hora de guardar y conservar el producto.
- Registro sanitario: un dato más que ayudará al consumidor a conocer que el producto que está adquiriendo ha pasado todos los registros sanitarios.
Pasta Sam Mills: la única pasta sin gluten del mercado con etiqueta blanca
En Mercontrol creemos firmemente en que una alimentación natural, es una buena alimentación. Y lo demostramos apostando por productos de calidad exentos de ingredientes artificiales, como ocurre con la pasta de prestigio internacional Sam Mills.
La Pasta Sam Mills es una pasta sin gluten que se caracteriza por ser la única del mercado que cuenta con una etiqueta blanca, porque no tiene ningún tipo de aditivo o ingrediente artificial en su composición. Además de esto, el proceso de fabricación de Sam Mills se realiza siguiendo los estándares de seguridad alimentaria más exigentes y estrictos, por lo que es un producto perfecto para aquellos que busquen una pasta sin gluten natural, de calidad y deliciosa.
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